BREVERÍAS

I.
Es tu mundo,
eres tú y tu fuego,
tu pasión, la entrega;
la manera de persuadir
mis colapsadas noches,
los arrumacos tiernos,
tus besos, tu magia,
es lo que me intriga,
eres todo,
mujer de fuego.


II.
Te amo en mi locura,
llano y perspicaz arrullo de lluvia,
estás dormida y sumergida en agua bendita,
amor del siglo, amor del bueno
en ti viajo sin buscar consuelo.


III.
La política de tu amor
difiere, se amorfa
con las tentaciones
y perversiones
del glamour de tu vanidad.

IV.
No es el hecho de que escriba,
no es el hecho de que leas,
es el gusto de mi vida
el saber que eres ajena.

V.
Cobíjame en tus espacios ¡cariño!
arrebata el dolor adormecido,
vierte tu amor en el mío,
endulza mi alma y termina conmigo.

VI.
Espósame junto a lo sutil,
acaríciame en tu piel,
duerme conmigo,
pervierte mi camino
hasta que la embriaguez
nos mate de amorío.


VII.
Vuelco las estrellas con la aurora de tus ojos,
aniquilo el paisaje de la noche desolada;
Pacto de caballeros que aman y no claudican,          
enrédame con llamas desmoronando mis pupilas.

VIII.
No tengo foto de tus labios rojos,
de tu risa tierna
ni de tu amor aguerrido.

Mándame una foto tierna niña
y la enmarco junto a mi destino,
sabré cuidarla cariño mío.

IX.
Un torbellino de pasión me encontré cuando me recostaba
dispuesto a soñar y clavar la mirada en el cristo áquel,
supuse que venías entrando al laberinto de la noche
cuando yo tomado del consuelo me embriagaba del ayer.

¡Oh! mujer que no te veo, pero te siento;
ámame sin temores con la paz de los amores por renacer;
digiere mi veneno que el torrente en tu pecho se detendrá;
¡Oh mujer, mujer quémame hasta perderme en ti!