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Noe Guzman

EN PENUMBRAS

A continuación se reemplazará la más escuchada sonata de un siervo ruiseñor, no obstante se disparará con armonía y gracia de Dios; un canto alegórico a tu muerte; no se buscan los sonidos, llegan relampagueantemente a la hoguera de tus sueños.

Y en el diván se colocan los inciensos que repentinamente se eclipsan con tu luz, en penumbras se arrebatan la vida eterna, y sollozan la larga espera del clavel mágico. Que, si mas de uno se acorazan en las mas delicadas sustancias de la piel en brama, ¡Cobardes! Cobardes son aquellos que ni a beber se paran, y ni un basto minuto se separan. ¿Cómo serán las noches sin sangre? ¿Cómo se atiborran las almas dentro del finito?

La más angustiada melodía abordara una esquela donde todos tus santos se amarán; la Casa santificara la noche en que haya fuego; y la lujuria ajena rebozará en tu Cruz, como si fuesen los creadores del olivo, como si fuesen los verdugos de tu vida. Así vivirán los que no tomen por bienestar la manchada y ponzoñosa flor.

Las almas se van gastando con las terribles escenas de discordia y absoluta crueldad con la que devoran la mas saciable melodía del mar, uno a uno van sin mirar atrás; la nota pasajera destella un brillo de paz, en la tierra caliente se palpa el olvido ajeno, de las más de dos generaciones revoltosas donde se confunde la ira con las llamas eternas.

Como si fuera el genio de la vida y el subyugado de la muerte, ¿cómo no te enfermas de amor? Como no viertes la sangre en mi pecho; es común verte pasear sobre la dorada espina del cementerio. Ven a mí, te espero; el mar está quieto y Él esta enfermo.

2005-04-04

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